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1. El Evangelio de la Verdad es alegría para quienes han recibido del Padre de la verdad el don de conocerloº, por el poder del Significado¹ que procede de la plenitud que existe dentro del pensamiento y la mente del Padre. Éste es el que es llamado el Salvador—el cual es el nombre de la tarea que él ha de hacer para la expiación de quienes no conocían el Nombre del Padre. (Mt 1:21, Jn 17, Hch 4:12; ¹Ο Λόγος)
2. Pues el evangelio es la revelación del esperado, es el descubrimiento de ellos mismos que lo buscan. Ya que todos estaban buscando a aquél de quien habían salido—y todos existían dentro de él, el inconcebible incomprensible, el que existe más allá de todo pensamiento.¹ Por eso el no conocer al Padre, causaba ansiedad y temor. Entonces la ansiedad se condensó como una neblina, hasta que nadie podía ver. (¹Fel 125)
3. Así la confusión creció fuerte, ideando su materia en vaciedad sin conocimiento de la verdad, preparándose para sustituir una fabricación potente y seductora, en lugar de la verdad. Pero esto no fue ninguna humillación para él, el inconcebible incomprensible. Pues la ansiedad y el olvido¹ y la fabricación engañosa, no eran nada—mientras que la verdad establecida es inmutable, imperturbable y de una belleza inadornable. ¡Por eso despreciad la confusión! No tiene raíces y existía en una neblina con relación al Padre, preparando labores y olvidos y temores, para tentar a los de la transición y capturarlos. (Fel 68; ¹León Tolstoi, Ana Karenina: «Aquella solución universal que da la vida a todas las cuestiones, aun las más complejas y insolubles: hay que vivir en las necesidades del día—es decir, olvidarse.»)
4. El olvido de la confusión no fue hecho como una revelación, no es una obra manual del Padre. El olvido no sucede bajo su dirección, aunque bien sucede a causa de él—ya que lo que existe dentro de él, es conocimiento. Esto se revela para que el olvido se disuelva y el Padre sea conocido. Puesto que el olvido ocurrió porque el Padre no se conocía, después cuando el Padre se conozca ya no habrá más olvido.
5. Éste es el evangelio de quien se busca, lo cual él ha revelado a los perfeccionados por las misericordias del Padre como el misterio secreto:
Él alumbró a quienes estaban en la oscuridad a causa del olvido. Los iluminó. Les dio un sendero y ese sendero es la verdad que él proclamó.
6. Por eso la confusión se enfureció con él y lo persiguió para suprimirlo y eliminarlo. Fue clavado a una viga;¹ se hizo el fruto de conocer al Padre. No obstante, (eso) no causó que perecieran quienes lo consumieron, sino que a quienes lo consumieron les otorgó un regocijo en tal descubrimiento. Porque él los encontró dentro de sí mismo y ellos lo encontraron dentro de sí mismos:² el inconcebible incomprensible, el Padre, este perfecto quien creó la totalidad, dentro de quien la totalidad existe y de quien la totalidad tiene necesidad. Pues él había retenido dentro de sí mismo el perfeccionamiento de ellos, el cual todavía no había conferido a todos ellos. (¹anti-gnóstico: Dt 21:22-23, Jn 19:18, Hch 10:39; ²Jn 14:20)
7. El Padre no es envidioso, pues ¿qué envidia podría haber entre él y sus miembros?¹ Por cuanto, si la manera de esta época hubiera prevalecido, no habrían podido venir al Padre, que retiene dentro de sí mismo la realización de ellos y quien se la confiere a ellos como un retorno a él, con un conocimiento único en perfección. Él es quien ordenó la totalidad. Y la totalidad se contiene en él² y la totalidad tenía necesidad de él. Es semejante a una persona a quien algunos no habían conocido, aunque él desea que lo conozcan y lo amen. Pues ¿de qué carecían todos, excepto conocer al Padre? (Jn 14:9; ¹compárese Mc 15:10!, Tom 77; ²Jn 17:21, Fel 21)
8. Así él se hizo un guía reposado y sosegado en el lugar de instrucción. El Significado vino al medioº y habló como el maestro designado para ellos. Se acercaron quienes se consideraban a sí mismos como sabios, poniéndolo a prueba—pero él los avergonzó en la vanidad de ellos mismos. Lo odiaron, porque no eran verdaderamente sabios. Entonces, después de todos ellos, se acercaron también los niñitos, que conocen al Padre. Habiendo sido confirmados, conocieron las formas del rostroº del Padre.¹ Conocieron, se conocieron; se glorificaron, glorificaron. El libro viviente de la vida fue revelado dentro del corazón de ellos, éste que se inscribe en el pensamiento y la mente del Padre y que ha existido dentro de su incomprensibilidad desde antes de la fundación de la totalidad. Nadie puede quitar este (libro), porque fue designado para él que lo tomaría y sería matado.² (Isa 5:21, Mt 18:10; ¹Sal 17:15, Clemente de Alejandría, Stromata, V.6: «Se dice que el Hijo es el rostro del Padre, pues es el revelador del carácter del Padre a los cinco sentidos por vestirse con la carne»; ²anti-gnóstico)
9. Ninguno de los que confiaban en la salvación, podría manifestarse a menos que este libro hubiese venido al medio. Por eso el misericordioso y fiel—¡Yeshúa!—con paciencia padeció los sufrimientos para tomar este libro, ya que él sabía que su muerte es vida para muchos.¹ Tal como la fortuna del difunto dueño de la propiedad queda en secreto hasta que se abra su testamento, igualmente la totalidad quedó escondida mientras el Padre de la totalidad quedaba invisible—éste por quien todas las dimensiones se originan. Por eso se apareció Yeshúa, vestido en aquel libro. (Ap 5:1-5; ¹anti-gnóstico)
10. Él fue clavado a una viga, para publicar el decreto del Padre en la cruz.¹ ¡Oh enseñanza sublime, por la cual él se humilló a sí mismo hasta la muerte mientras vestido en la vida eterna! Él quitó los harapos de la mortalidad para ponerse esta inmortalidad, la cual nadie tiene el poder de quitársela. Entrando en los espacios vacíos de los terrores, él sacó a quienes habían sido despojados por el olvido. Actuando con conocimiento y perfección, él proclamó lo que hay dentro del corazón [del Padre, para] hacer sabios a quienes han de recibir la enseñanza. Pues quienes son instruidos son los vivientes, inscritos en este libro de la vida, quienes se enseñan con respecto a sí mismos y reciben a sí mismos por medio del Padre en volverse a él de nuevo. (¹anti-gnóstico; Dt 21:22-23, Hch 10:39, Vrd 6)
11. En que la perfección de la totalidad existe dentro del Padre, es menester que todos asciendan a él. Cuando alguien conoce, recibe las cosas que son suyas y las recoge. Pues quien no conoce, tiene una falta—y lo que le falta es grandioso, pues lo que le falta es quien le haría perfecto. En que la perfección de la totalidad existe dentro del Padre, es menester que todos asciendan a él. Así cada uno y todos reciben a sí mismos. (Mt 5:48)
12. Él los inscribió en adelante, habiendo preparado este regalo para quienes surgieron de él. Todos aquéllos, de cuyos nombres él tenía presciencia, son llamados al final. Así quien conoce, tiene su nombre pronunciado por el Padre.¹ Pero aquél cuyo nombre no ha sido pronunciado, queda sin conocimiento. ¿Cómo en verdad puede responder alguien, cuyo nombre no ha sido llamado? Pues el que queda sin conocimiento hasta el final, es un producto del olvido, con el cual desaparecerá. Por otra parte, ¿por qué en verdad no hay ningún nombre para aquellos miserables y por qué no responden al llamamiento? (¹I-Sam 3:10, Lc 19:5)
13. Así alguien con conocimiento, es de arriba. Cuando es llamado, oye y responde y vuelve a quien lo llamó, ascendiendo a él. Y descubre quién es el que lo llama. En el conocimiento, cumple la voluntad de quien lo llamó. Desea agradarle; y otorgado el reposo, recibe el Nombre del Uno. Quien conoce, así descubre de dónde ha venido y adónde va. Entiende como alguien que se embriagaba y que ha sacudido su embriaguez y ha vuelto a sí mismo, para enderezar esas cosas que son suyas. (Tom 28)
14. Él ha traído de vuelta a muchos desde la confusión. Antes de ellos, él entró en los espacios por los cuales sus corazones habían emigrado al extraviarse, debido a la profundidad de él que rodea todas las dimensiones sin ser rodeado. Es una gran maravilla que existían dentro del Padre sin conocerlo, y que podían apartarse a sí mismos, porque no podían ni comprender ni conocer a aquél en cuyo interior existían. Pues así su voluntad todavía no había salido desde adentro de él. Pues él se reveló, para que todas sus emanacionesº se reunieran con él en el conocimiento.
15. Éste es el conocimiento del libro viviente, por medio del cual al final el (Padre) se ha manifestado a los eternosº, como el alfabeto de la revelación de sí mismo. Estas (letras) no son vocales ni consonantes, de tal forma que alguien pudiera leerlas y pensar en la vaciedad. Sino que son el alfabeto verdadero—según el cual quienes lo conocen, son expresados. Cada letra es un pensamiento perfecto, cada letra es semejante a un libro completo, escrito en el alfabeto de la unidad por el Padre—quien escribe a los eternos, para que puedan conocer al Padre por su alfabeto. (Sal 139:16, Ap 1:8)
16. Su sabiduría medita sobre el Significado—su enseñanza lo expresao—su conocimiento lo revelóo—su dignidad es coronada por élo—su alegría se une a élo—su gloria lo exaltóo—su apariencia lo manifestóo—su reposo lo recibióo—su amor lo encarnó¹—su fe lo abrazó. (¹definitivamente anti-gnóstico)
17. Así el Significado del Padre entra en la totalidad como el fruto de su corazón y la forma del rostro de su voluntad. Pero él los sostiene a todos, los expía y además asume la forma del rostro de cada uno, purificándolos, traiéndolos de vuelta—dentro del Padre, dentro de la Madre, Yeshúa de bondad infinita. El Padre destapa su seno¹, que es la Sagrada Espíritu, revelando su secreto. ¡Su secreto es su Hijo!² Así por las compasiones del Padre, los eternos lo conocen. Y cesan en su labor de buscar al Padre y tienen reposo dentro de él, sabiendo que esto es el reposo. (¹Las Odas de San Salomón, 8:17—«Mis propios pechos les preparé para ellos, para que pudieran beber mi santa leche y así vivir»; véase también Oda 19; ²Fel 20b)
18. Habiendo rellenado la deficiencia, él disolvió el esquemaº. Pues el esquema es este mundo en el cual él sirvió de esclavo y la deficiencia es el lugar de envidias y disputas. Pero el lugar de la unidad, es perfecto. Ya que la deficiencia sucedió porque el Padre no era conocido, en consecuencia cuando el Padre se conozca, ya no habrá ninguna deficiencia. Tal como la ignorancia: cuando alguien sepa, la ignorancia se disuelve por sí misma—y también como la oscuridad se dispersa cuando brille la luz—así también la deficiencia se desvanece cuando aparezca la perfección. Así desde aquel momento en adelante ya no hay más esquema, sino que desaparece en la fusión de la unidad. Porque ahora sus participaciones se igualan, en el instante en que la fusión perfecciona a los espacios. (Tom 61b)
19. Cada uno se recibirá a sí mismo en la unificación y se purificará desde la multiplicidad a la unidad en el conocimiento—consumiendo la materia dentro de sí como una llama, la oscuridad con la luz y la muerte con la vida. Ya que estas cosas así nos han acontecido a cada uno de nosotros, es apropiado que pensemos en la totalidad para que la casa sea sagrada y silenciosa para la unidad. (Sal 46:10, Zac 2:13)
20. Es semejante a algunos que mueven jarras de sus sitios apropiados a sitios inseguros, donde se quiebran. Sin embargo, el dueño de la casa no sufrió ninguna pérdida, sino que se regocijó, porque esas jarras defectuosas se reemplazaron por éstas que son totalmente perfectas. Éste es el juicio que ha venido desde arriba, como una espada de doble filo desenvainada para cortar en este y ese lado, cuando cada uno sea juzgado. (Ap 1:16)
21. Vino al medio el Significado, que existe dentro del corazón de quienes lo expresan. Éste no fue un mero sonido, sino que fue encarnado.¹ Una gran perturbación sucedió entre las jarras—pues he aquí se vaciaron unas, se llenaron otras, se suministraron unas, se volcaron otras, se limpiaron unas, se quebraron otras. Todos los espacios temblaron y se agitaron, sin tener ni orden ni estabilidad. La confusión estaba angustiada por no discernir qué hacer—apenada y lamentando y trasquilando² por no entender nada. (¹anti-gnóstico; ²Lev 19:27, Núm 6:5)
22. Entonces cuando el conocimiento se acercó con todas sus emanaciones, esto fue el aniquilamiento de la confusión, que se vació en la nada. La verdad vino al medio, y todas sus emanaciones conocieron y abrazaron al Padre en verdad y se unieron con él en un poder perfecto. Porque cada uno que ama a la verdad, se pega con su lengua a la boca del Padre al recibir la Sagrada Espíritu.¹ La verdad es la boca del Padre, su lengua es la Sagrada Espíritu junta a él en la verdad. Ésta es la revelación del Padre y su auto-manifestación a sus eternos. Él ha revelado su secreto, explicándolo todo. (Tom Prólogo/108; ¹Hch 2:1-4)
23. ¿Pues quién es el existente, aparte del Padre solitario? Todas las dimensiones son sus emanaciones, conocidas al salir de su corazón, semejante a los hijos de una persona madura que los conoce. Cada uno a quien el Padre engendra, no había recibido ni formaº ni nombre previamente. Entonces se formaron por el auto-conocimiento de él. Aunque en verdad habían existido dentro de su mente, no habían conocido a él. El Padre sin embargo conoce perfectamente todas las dimensiones, las cuales existen dentro de él.
24. Cuando él lo decide, manifiesta a quienquiera que desea, formándolo y nombrándole. Y al darle nombre, él lo causa para que llegue a ser. Antes de que llegaran a ser, éstos ciertamente no conocían a él que los formó. No obstante, no digo que no son nada los que no han llegado a ser todavía—sino que preexisten dentro de él que intentará que lleguen a ser cuando él lo desee, como una estación venidera.¹ (El Padre) conoce lo que va a producir en adelante, antes de que cualquiera se manifieste. Pero el fruto que todavía no se ha manifestado, ni conoce ni logra nada. Así todas las dimensiones mismas existen dentro del Padre que existe, del cual salen y que las estableció de la nada para sí mismo. (Tom 19; ¹Fel 1)
25. Quien carece de raíz también carece de fruto. Pero a pesar de eso, (la persona) piensa en sí misma: «He llegado a ser, por eso falleceré—porque todo lo que (antes) no existía (todavía, después ya) no existirá.»¹ Por eso, ¿cómo desea el Padre que tal persona piense con respecto a sí misma?: «¡He sido como las sombras y los fantasmas de la noche!» Cuando brilla el alba sobre esta persona, averigua que el terror que la había agarrado no era nada. Así no conocían al Padre, porque no lo vieron. En consecuencia, sucedieron terror y confusión y debilidad y duda y división, con muchas decepciones y ficciones vacías actuando a través de éstos. (¹Sab 2:2, «Nacimos por mera casualidad y en adelante estaremos como si nunca hubiéramos estado»; Víctor Hugo, Los miserables: «¿Existía yo antes de mi nacimiento? No. ¿Existiré después de mi muerte? No.»)
26. Era como si se hundiesen dormidos y se encontraran a sí mismos en sueños turbados—o huyendo hacia alguna parte, o impotentemente persiguiendo a otros, o dando golpes en peleas, o sufriendo golpes ellos mismos, o cayendo de un lugar alto, o volando por el aire sin alas. A veces aun parece como si se asesinaran aunque nadie los persigue, o como si ellos mismos estuvieran asesinando a sus vecinos ya que están manchados con su sangre. (James Joyce, Ulises, 2: «La historia ... es una pesadilla de la cual estoy procurando de despertarme.»)
27. Entonces viene el momento cuando despiertan los que han padecido todo esto, no viendo ya todas aquellas penas—porque no son nada.¹ Tal es la vía de quienes han desechado la ignorancia como el dormimiento y piensan que no es nada, ni consideran sus acontecimientos diversos como verdaderos, sino que lo dejan atrás como un sueño de la noche. ¡El conocer al Padre, trae el alba! Así ha hecho cada uno, durmiendo durante el tiempo en que no lo conocía. Y así, de este modo despierto, viene al conocimiento. (Isa 29:7-8; ¹Tom 2)
28. ¡Qué bueno para la persona que vuelve en sí misma, y despierta y bendito sea aquél cuyos ojos ciegos han sido abiertos! Y la Espíritu corrió tras él, resucitándolo rápidamente. Extendiendo su mano a quien estaba postrado en el suelo, ella lo alzó para ponerlo de pie a quien todavía no se había levantado. Pues el conocimiento que da entendimiento, es por medio del Padre y la revelación de su Hijo. Una vez que lo han visto y oído, les otorga saborear y oler y tocar al amado Hijo. (los cinco sentidos: anti-gnóstico!!; Tom 19)
29. Cuando apareció, hablándoles del incomprensible Padre, él sopló hacia adentro de ellos¹ lo que está en el pensamiento de realizar su voluntad. Muchos recibieron la luz y volvieron a él. Pero los materialistas estaban ajenos y no vieron su semejanza ni lo conocieron, aunque él emergió en forma encarnada.² Nada obstruye su curso—porque la inmortalidad es indomable. Además él proclamó de antemano lo que era nuevo, expresando lo que existe dentro del corazón del Padre y sacando adelante el Significado sin defecto. (¹véase ΕΜΦΥΣΑΩ [inflar] en Jn 20:22 y también Gén 2:7; Las Odas de San Salomón, 18:19—«El Altísimo sopló hacia adentro de ellos»; ²anti-gnóstico, Jn 1:14)
30. La luz habló por su boca y su voz parió a la vida.¹ Él les dio el pensamiento de sabiduría, de misericordia, de salvación, de la espíritu de poder, desde la infinidad y la bondad del Padre. Él abolió castigo y tormento,² porque éstos fueron la causa de que unos con necesidad de misericordia se extraviaran de su rostro en confusión y esclavitud. Y con poder él los perdonó y los humilló en conocimiento. (¹II-Sam 23:2; ²Lc 23:34, Jn 8:2-11!)
31. Él llegó a ser sendero para los desviados; conocimiento para los ignorantes; descubrimiento para los buscadores; estabilidad para los vacilantes; y pureza inmaculada para los contaminados.
32. Él es el pastor que dejó atrás las 99 ovejas no perdidas, para buscar a la que se había desviado. Y se regocijó cuando la encontró. Ya que 99 es un número que se calculaº con la (mano) izquierda, la cual lo enumera. Pero cuando se añade 1, la suma entera pasa a la (mano) derecha. Así acontece con aquél a quien le falta el Uno, el cual es la mano derecha entera—él toma de la izquierda lo que es deficiente para transferirlo a la derecha, y así el número llega a ser 100. Pues el significado de estas palabras es el Padre. (Mt 18:12-13, Tom 107)
33. Incluso en el Shabatº, él trabajó en favor de la oveja que encontró caída en el hoyo. Él devolvió la oveja a la vida, alzándola del hoyo, para que vosotros hijos del entendimiento del corazón discernáis este Shabat en que la obra de la salvación nunca debe cesar, y para que habléis desde este día que existe arriba, que no tiene noche, y desde la luz perfecta que nunca tiene ocaso. (Mt 12:11, Tom 27/34, Fel 142)
34. Hablad, por eso, desde vuestros corazones, porque sois este día perfecto y dentro de vosotros mora esta luz constante. Hablad de la verdad con quienes la buscan y del conocimiento a aquéllos que por confusión han transgredido. Sostened a quienes tropiezan; extended vuestra mano a los enfermos; alimentad a los hambrientos; dad reposo a los cansados; alzad a quienes anhelan levantarse; despertad a los dormidos—¡pues sois vosotros la sabiduría que rescata! (Mt 25:31-46!)
35. Así la fuerza crece en acción. Atendeos a vosotros mismos—no os preocupéis por esas otras cosas, las cuales ya habéis echado fuera de sí mismos. No regreséis a lo que ya habéis vomitado, no seáis comidos por polillas, no seáis comidos por gusanos—pues ya habéis echado eso fuera. No os hagáis un lugar para el diablo, pues ya lo habéis eliminado. No reforcéis esas cosas que os causaban tropezar y caer. ¡Así es la rectitud!
36. Pues quien viola a la Torah, se hace daño a sí mismo más que el juicio lo daña.¹ Porque realiza sus obras ilícitamente, mientras el justo efectúa sus obras para el bien de otros. Haced por eso la voluntad del Padre, porque sois de él. Pues el Padre es bondadoso y las cosas son buenas por su voluntad. Él ha tenido en cuenta lo vuestro, para que tengáis reposo con respecto a tales cosas—pues en su fructificación se reconoce a quienes les pertenecen. (¹San Agustín, Confesiones, I: «Cada desorden del alma, es su propio castigo»; Jn 16:28, Lc 6:43-44)
37. Los Hijos del Padre son su fragancia, pues proceden de la gracia de su rostro. Por eso el Padre ama su fragancia y la manifiesta por todas partes. Y mezclándola con la materia,¹ él confiere su fragancia a la luz y en su reposo la exalta más allá de cualquier semejanza y cualquier sonido. Pues no son los oídos los que aspiran la fragancia, sino que la respiración² tiene el sentido de oler y la aspira a sí misma—y así alguien se bautiza en la fragancia del Padre. (¹anti-gnóstico!; ²espíritu; Fel 118)
38. De esta manera él trae su fragancia original al puerto, aspirándola que se había enfriado, al lugar de donde había salido. Era algo que, en forma psíquica, se había convertido como agua fría penetrando en suelo suelto, de tal forma que quienes lo ven lo consideran lodo. Entonces, cuando sopla una brisa cálida y fragante, se evapora de nuevo. Así la frialdad resulta de la separación.¹ Por esto vino el Fiel—para abolir la división y traer la cálida plenitud del amor, para que el frío no volviera, sino que hubiera la unificación del pensamiento perfecto. Esto es el Significado del evangelio del descubrimiento de la plenitud, para quienes esperan la salvación que viene desde las alturas. Prolongada es la esperanza de los que están anticipando—cuya semejanza es la luz que no contiene sombra—en aquel momento cuando la plenitud viene por fin. (II-Ped 3:3-13, Fel 85/112; ¹Tom 11, Fel 86)
39. La deficiencia de la materia no se originó por la infinitud del Padre, que vino en el tiempo de insuficiencia—aunque nadie podía predecir que el indestructible llegaría en esta manera. Pero la profundidad del Padre abundó y el pensamiento de la confusión no quedó con él. Es un tema para caerse uno postrado, es un tema reposado—ser puesto de pie (y) vertical uno, en ser encontrado por éste que vino para traerlo de vuelta. Pues el retorno es llamado Arrepentimientoº! (Mc 1:4+15, Tom 28)
40. Por eso sopló el imperecedero—para rastrear al transgresor, para que pudiera tener reposo. Pues perdonar es quedarse atrás con la luz, el Significado de la plenitud, dentro de la deficiencia. Así el médico se da prisa para ir al lugar donde hay enfermedad, porque esto es el deseo de su corazón. Pero quien tiene una falta, no puede esconderla de quien posee lo que necesita. Así la plenitud, que no tiene ninguna deficiencia, llena la falta de nuevo. (el Diatésaron [150 dC]: «A dónde haya sufrimiento, dice [Cristo], se apura el médico»)
41. (El Padre) regaló de sí mismo para llenar de nuevo a quienquiera que falta, a fin de que así recibiera la gracia. No tenía gracia en el tiempo de su deficiencia. Así donde se ausenta la gracia, hay inferioridad. En el tiempo en que recibió esta pequeñez que faltaba,¹ (entonces el Padre) le reveló una plenitud, la cual es este descubrimiento de la luz de la verdad que le alboreó en inmutabilidad. Por eso se invocó a Cristo entre ellos—para que recibieran sus propios regresos. Él unge a los turbados con el crisma.² El ungimiento es la compasión del Padre, que tendrá misericordia a ellos. Pues quienes él ha ungido son los perfeccionados³. (¹Mt 18:4, Tom 21/22/46, Vrd 8; ²Tom 2; ³Mt 5:48, Fel 28)
42. Porque las jarras que están llenas son las que se lacranº. Ya cuando se destruye su lacre, una jarra se va vaciando. Y la ausencia de su lacre es la causa de su vaciamiento. Pues entonces, algo en la dinámica del aire lo evapora. Pero no se derrama nada de aquella de la cual ningún lacre ha sido quitado, ni sale nada, sino que el Padre perfecto llena de nuevo lo que falta.
43. Él es bueno. Conoce sus plantitas, porque él es quien las sembró en su paraíso. Pues su paraíso es su dominio de reposo. Ésta es la perfección en el pensamiento del Padre, y éstos son los significadosº de su meditación. Cada uno de sus significados es el producto de su voluntad unitaria, en la revelación de su Significado. Mientras quedaban todavía en las profundidades del pensamiento de él, el Significado fue el primero que salió. Además él los reveló desde una mente que expresa al Significado único en la gracia silenciosa llamada pensamiento, puesto que ellos existían allí adentro antes de ser manifiestos. Así sucedió que (el Significado) fue el primero que salió, al tiempo en que agradó la voluntad de aquél que lo intentó. (Jn 1:1)
44. Pues la voluntad del Padre es lo que reposa dentro de su corazón y le agrada. Nada existe sin él, ni sucede nada sin la voluntad del Padre.¹ Pero su voluntad es insondable.² Su voluntad es su sello³, y nadie puede determinarla ni anticiparla para controlarla. Pero cuando él ordene, lo que ordena así existe—aunque percibirlo no les guste. No son nada frente al rostro de Dios y la voluntad del Padre. Porque él conoce el principio y el final de todos—al fin, les interrogará cara a cara. Pero el fin es recibir el conocimiento a éste que se escondía.¹ª Pues éste es el Padre—éste de quien surgió el origen, éste a quien volverán todos los que surgieron de él.²ª Pero han sido manifestados para la gloria y la alegría del Nombre de él. (Sal 11:7/17:15; ¹Sal 139:16, Pro 20:24, Jn 5:19!; ²Isa 40:13; ³cop i`nos, gr ΙΧΝΟΣ: literalmente, huella; ¹ªClemente de Alejandría, Stromata, V.6: «Habiendo sido convertido en Hijo y Amigo, [el discípulo] entonces se rellena con contemplación insaciable cara a cara»; ²ªTom 77)
45. Pues el Hijo es el Nombre del Padre. (El Padre) primeramente le dio nombre a quien salió de él y es él mismo. Y él lo engendró como un Hijo. Él le confirió su propio Nombre. Es el Padre que, de su corazón, posee todas las cosas. Él tiene el Nombre, él tiene al Hijo que se puede ver. Pero su Nombre es trascendente—porque es el único misterio del invisible, que viene por él a oídos enteramente llenos de ello. (Mt 1:21, Lc 1:31, Jn 17:6-26!, Fel 11!)
46. Pues en verdad el Nombre del Padre no se pronuncia,¹ sino que se manifiesta como un Hijo.² En consecuencia, ¡grandioso es el Nombre! ¿Quién por eso podría proclamar un nombre para él, el Nombre supremo, excepto solamente aquél cuyo Nombre éste es?—junto con los Hijos del Nombre, aquellos dentro de cuyo corazón reposa el Nombre del Padre y quienes igualmente tienen reposo en su Nombre. En que el Padre es inmutable, es solo él que lo engendró como su propio Nombre, antes de que formara a los eternos, para que el Nombre del Padre fuese Amo sobre sus cabezas—éste quien es verdaderamente el Nombre, seguro en su mandato del poder perfecto. (Éx 3:14, Tom 13; ¹véase Fel 11, nota b; también Lao Tse, Tao teh ching, 1: «El nombre que se puede nombrar, no es el Nombre Eterno»; ²Jn 17:6)
47. El Nombre no es mera palabrería, ni es mera terminología, sino que es trascendente. Él solo le nombró, él solo viéndolo, él solo teniendo el poder de regalarle nombre. Quien no existe, no tiene nombre—¿pues qué nombres se dan a las nadas? Pero este existente existe junto con su Nombre. Y sólo el Padre lo conoce y él solo le da nombre.
48. El Hijo es su Nombre. Él no lo mantuvo escondido como un secreto—sino que el Hijo vino a ser y (el Padre) solo le nombró. Así el Nombre pertenece al Padre, tal que el Nombre del Padre es el Hijo. ¿De qué otra manera podría la compasión encontrar nombre, excepto por medio del Padre? Pues al fin y al cabo, cualquier fulano le dirá a su compañero: «¿Quién podría dar nombre a alguien que existía antes de él?—¡como si los niños no reciben sus nombres de quienes los parieron!»
49. Así primeramente es apropiado que pensemos en este tema: ¿Qué es el Nombre? Verdaderamente, (el Hijo) es el Nombre—así también él es el Nombre que viene del Padre. Él es el existente Nombre del Amo. Así él no recibió el Nombre en préstamo tal como los otros, según el diseño de cada individuo que será creado en su corazón. Porque él es el Nombre Señorial. No hay ningún otro a quien se lo confirió, sino que (el Padre) era innombrable y (el Nombre) era inefable, hasta el tiempo en que aquél que es perfecto lo expresó solamente al (Hijo). Y es (el Hijo) que tiene el poder de expresar su Nombre y de verlo. Así le agradó (al Padre) en su corazón que su querido Nombre fuera su Hijo, y le dio el Nombre—a éste que salió de la profundidad.
50. (El Hijo) expresó su secreto, sabiendo que el Padre es benévolo. Precisamente por esto, (el Padre) adelantó a éste—para que pudiera hablar del dominio y de su lugar reposado desde donde él vino y para rendir gloria a la plenitud, la majestad de su Nombre y la bondad del Padre. Él hablará sobre el dominio desde que cada uno vino—y cada uno que salió de aquel lugar, rápido volverá allí de nuevo para compartir en recibir la substancia de él en el lugar donde él estaba de pie,¹ recibiendo el sabor de aquel lugar, recibiendo alimento y crecimiento. Y su plenitud es el propio dominio de su reposo. (¹Tom 28)
51. Así todas las emanaciones del Padre son plenitudes, y la fuente de todas sus emanaciones existe dentro de su corazón, desde el cual todas ellas florecen. Él les confirió sus destinos.¹ Así se manifiesta cada uno, tal como por su propia meditación [vuelven] al lugar al cual dirigen su pensamiento. Ese lugar es su fuente, que los alza por todas las alturas del cielo hacia el Padre. Alcanzan hasta su cabeza, que se hace el reposo de ellos. Y son abrazados al acercarse, al punto que dicen que han compartido de su rostro en abrazos. Sin embargo, no se manifiestan así por exaltarse a sí mismos. Ellos ni carecen de la gloria del Padre, ni piensan que él sea trivial ni amargo ni enojado. Sino que él es benévolo, imperturbable y bondadoso—conociendo a todas las dimensiones antes de que entren en la existencia, y sin necesidad de edificación. (¹Sal 139:16, Pro 20:24, Jn 5:19!)
52. Ésta es la manera de quienes pertenecen a las alturas, por la grandeza del inmensurable, mientras esperan al Único y Perfecto que se hace a sí mismo allí para ellos. Y no descienden al domicilio de los muertosº. No tienen ni envidias ni lamentación ni mortalidad allí entre ellos, sino que tienen reposo dentro de él que es reposado. No son ni turbados ni embusteros con respecto a la verdad, sino que ellos mismos son la verdad. El Padre existe dentro de ellos y ellos existen dentro del Padre—perfeccionados y hechos indivisibles en lo verdaderamente bueno, no inadecuados en nada, sino recibiendo el reposo y refrescados en la Espíritu. Y obedecerán a su fuente en ocio, éstos dentro de los cuales se encuentra la raíz de él y quienes no dañan a ningún alma. ¡Éste es el lugar de los benditos, éste es su lugar! (Jn 17:21-23, Fel 102)
53. Por lo tanto, qué los demás comprendan en sus lugares que no es apropiado para mí, habiendo estado en el dominio del reposo, decir nada adicional. Pero es dentro de su corazón donde me quedaré—siempre devoto al Padre de la totalidad, junto con esos Hermanos verdaderos sobre quienes se derrama el amor del Padre y entre quienes no hay carencia de él. Éstos son los verdaderamente manifiestos, existentes en la vida verdadera y eterna y hablando de la luz perfecta que se llena con la simiente del Padre, y quienes existen dentro de su corazón y en la plenitud, y en quienes se regocija su Espíritu, glorificándolo dentro de quien existen. Él es bueno y sus Hijos son perfectos y dignos de su Nombre. Porque son niños de esta clase, que él, el Padre, desea.
Notas a Verdad
La traducción del Evangelio de la Verdad es concordante con las de Tomás y Felipe y por eso las palabras que se tratan en sus notas, no son duplicadas aquí. En la Red están (1) el texto copto: El Evangelio de la Verdad; (2) el comentario textual detallado de Kendrick Grobel (Biblio.17); y (3) una versión inglesa preliminar de otro texto extraordinario de Nag Hammadi, el cual también podría ser por Valentín: La Supremacía.
Arrepentimiento
(39):
véase Arrepentirse
en
Tom Notas.
Calcular
(32):
esto se refiere a la técnica antigua de contar con los dedos,
por medio de la cual los números 1→99
se
contaban con la mano izquierda, pero desde el 100
en
adelante con la mano derecha; el propio número 100
se
formaba al tocar la coyuntura superior del dedo pulgar con la punta
del dedo índice derecho (los hindúes llaman a tal
postura simbólica de la mano, una ‘mudra’).
Conocer
(1):
véase Conocimiento
en
Tom Notas; Os
6:6,
Mt
5:8.
Emanación
(14/22/23/51):
copto 5h
(C392);
Tom
77;
Grobel (Biblio.17)
muestra muy convincentemente que este término es análogo
al concepto neoplatónico de irradiación divina—en
el cual se comparan todas las criaturas, emanando de Dios, con los
rayos del sol; Plotino, Enéadas:
«La analogía de luz desde un sol: el orden intelectual
entero se puede concebir como un tipo de luz, con el Uno en reposo en
su cima como su Rey» (V.3.12); A.C.
Bhaktivedanta Swami Prabhupada,
Más
allá de la ilusión y la duda
(1999):
«En el Bhagavad-gita,
Krishna
dice,
aham
sarvasya prabhavah:
‘Todo está emanando de mí.’ Cristo dice que
él es el hijo de Dios y esto significa que él emana de
Dios.»
Esquema
(18):
griego ΣΧΗΜΑ;
forma, diseño, apariencia, en contraste con la realidad
substancial.
Eternos
(15):
véase Época
en
Fel Notas; todos seres considerados como eternos, relativo a la mente
transdimensional de Dios (Lc
20:38,
Jn
6:54,
‘Ángel,
imagen y símbolo’).
Forma
(23/29/38/52):
latín FORMA;
es una idiosincrasia importante de tanto este texto como La
Supremacía
que
el término latín se utiliza, en lugar del griego ΜΟΡΦΗ.
Lacre
(42):
copto tbbe
(C398b);
un pegamento como la resina, usado para poner la tapa sobre una
jarra/ánfora para cerrarla bien (quizás condujo a la
tradición de condimentar el vino griego con resina).
Medio
(8):
copto mhte
(C190b;
entre, en transición—así este
mundo
transitorio); véanse Transición
en
Fel Notas y en Vrd
3.
Muertos,
Domicilio de los
(52):
copto emnte
(C056a,
C008b:
oeste,
como la entrada a lo subterráneo) =
hebreo
lw)#
(sheol:
‘ruego’) =
griego
ΑΔΗΣ
(hades:
‘no-visto’).
Rostro,
Forma del
(8/17):
copto moung
n.6o
(C175a,
C646b:
forma
de cara); Gén
32:30/33:10,
Tom
76;
aquí la idea parece similar a la expresada en esas
extraordinarias pinturas religiosas hindúes, que muestran a
todos humanos y criaturas como manifestaciones innumerables de una
divinidad trascendental (el Brahman)—esta metafísica se
encuentra en los Upanishades
y
el Bhagavad
gita;
véase Emanación.
Shabat
(33):
véase Sábado
en
Tom Notas.
Significados
(43):
griego ΛΟΓΟΙ,
el plural de ΛΟΓΟΣ
(véase
Logos
en
Tom Notas), indicando que cada Hijo de Dios es un Logos divino al
igual que el Salvador mismo (véase Lc
6:40
junto
con Jn
1:1 y
Tom
108,
también
Fel
133
donde
¡se cita a Juan Bautista como Logos!).