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(3) Teogénesis
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2:10
I
Los evangelios canónicos enseñan con claridad que el discípulo en sí mismo nace de Dios en lugar de padres humanos: «A todos los que lo recibieron,... les dio potestad de ser engendrados hijos de Dios; quienes nacieron, no de ... la voluntad de un humano, sino de Dios» (Jn 1:12-13); «Todos vosotros sois Hermanos y [así] no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el celestial» (Mt 23:9). Y de ahí la sorprendente declaración del Salvador en el Evangelio de Tomás: «Mi madre (la Virgen) me parió, pero mi Madre verdadera (la Sagrada Espíritu) me dio la vida» (Tom 101).
Además—y esto es de suma importancia—con respecto al resto de la humanidad (es decir, quienes todavía no son discípulos), el texto canónico declara: «Tengo otras ovejas que no son de este rebaño; las he de traer a ellas también;... así habrá un rebaño y un pastor;... para reunir en uno a los hijos de Dios que están dispersos» (Jn 10:16/11:52); y «Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones» (Mt 28:19).
Esta doctrina mesiánica tan fundamental se puede resumir de la manera siguiente: La persona instruida por el Logos, quien así llega a conocerse a sí misma (Tom 3), por lo tanto aprende que en verdad siempre ha sido un hijo de Dios engendrado en la eternidad, nacido ‘de arriba’ (griego ΑΝΩΘΕΝ, Jn 3:78+31). No obstante, las amplias multitudes de la humanidad están evidentemente ignorantes de ser hijos del Altísimo, en lugar de niños de parejas particulares. De ahí la existencia de la confusión y el mal, y así la necesidad de la evangelización (véase T.P. Brown, ‘God and the Good’).
II
Consideremos entonces este dicho extraordinario del Evangelio de Felipe: «Primero ocurrió el adulterio, luego el homicidio. Y (Caín) se engendró en adulterio, (pues) fue el hijo del serpiente1. Por eso llegó a ser un homicida igual que su otro padre y mató a su hermano. Pues cada apareamiento que ha ocurrido entre disimilares es adulterio.» (Fel 46) ¿En qué sentido se podría decir que Caín nació del serpiente?
Primero podemos recordar uno de los versículos canónicos tradicionalmente más difíciles, en San Juan: «Vosotros [descreídos] sois de vuestro Padre el Diablo;... era un homicida desde el origen;... es mentiroso y Padre de la mentira» (Jn 8:44). Utilizando este paralelo destacable, decir que Caín nació del serpiente, significa que nació de una mentira. ¿En qué sentido, entonces, se podría decir que fue engendrado Caín de una falsedad?
Aquí es de suma importancia destacar que ‘Caín’ en hebreo, significa ‘producto’:
Nyq: ‘entallar, fabricar, hacer por un artífice, forjar’, Hebrew-Aramaic and English Lexicon of the Old Testament (#8544), por Francis Brown, S.R. Driver y Charles A. Briggs, 1906; basado en Wilhelm Gesenius, Lexicon Manuale Hebraicum et Chaldaicum, 1833 (incluído en Biblio.30). |
Por lo tanto, en el relato de Génesis, al dar el nombre ‘Caín’ al niño, la mujer y el hombre estaban en efecto afirmando que el niño fue, al menos en parte, su propia creación («He producido un hombre con la ayuda de Yahweh», Gén 4:1)—en lugar de enteramente la creación del Amo, meramente producido por medio de ellos («No sabes como la espíritu viene a los huesos en el vientre de la mujer», Ecl 11:5).2
Así ellos se llamaron a sí mismos, ‘los padres del niño’, en vez de referir a Dios como su único progenitor. Además, al pensar eso, ellos se olvidaron de que Dios es igualmente su propio Pariente. Y entonces se atribuyeron a sí mismos completa autoridad moral sobre tanto el niño como si mismos—juzgando como dioses sobre el bien y el mal, en vez de permitir que sólo Dios proclamara el juicio (Gén 3:5).3
En esto, entonces, consistió la caída, la ‘transgresión original’ de la humanidad en el pasado más remoto: en aceptar la concepción errónea llamada la generación humana, en vez de la realidad de la generación divina, a través de las generaciones. «Quien reconoce a padre y madre, será llamado hijo de ramera» (Tom 105). Y Cristo por eso vino a rectificar tal confusión, al proclamar que todos los humanos son en verdad ángeles nacidos de Dios y, por ello, hermanos—en lugar de meramente hijos de humanos (véanse Mt 12:46-50/18:10/23:9, Fel 64).
III
Felipe 46 así es, pues, un logion que verdaderamente parece iluminar y esclarecer, no sólo el concepto de pecado original en el AT, sino también un pasaje marcadamente difícil en Jn 8:44.
1Hebreo ‘serpiente’ #xn [najash] es masculino—necesario aquí para mantener el contraste con el otro y verdadero padre, Dios.
2Este error fundamental también se refleja en la frase común en castellano, ‘dar a luz’—como si la mujer estuviera produciendo el bebé por si misma, en lugar de recibiéndolo de Dios. Mejor será siempre utilizar el verbo ‘parir’.